Mis primeros contactos con las abejas tuvieron lugar en los lejanos años 70 de mano de Cándido, apicultor e hijo de apicultor, mi suegro. Desde ese primer contacto y hasta el día de hoy he sentido la misma fascinación y amor por estos animales, según todos los biólogos del mundo los más importantes del planeta, por su compleja estructura social y por su trabajo. He realizado un estudio sobre los colmenares y asentamientos de colmenas en el término de Colmenar Viejo (incluyendo el territorio que actualmente es independiente de Tres Cantos) una manera de contribuir al conocimiento de la apicultura en nuestro municipio. Sigo dedicándome al cuidado y protección de mis abejas en el municipio, con mucho respeto a las tradiciones.